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domingo, 30 de marzo de 2008

Aparcando al perturb


-¿Y qué, eh? –Zanjo enfadada la cuestión antes de colgar a mi prima, porque ya es la cuarta llamada de la mañana a vueltas con lo mismo- ¿Funcionó o no?

Siempre creí que las peores disputas eran las teológicas: si Adán y Eva habían tenído ombligo o no; si el lagarto es carne o pescado (cuestión de singular importancia para los ayunos) o la más tremendísima: la discusión sobre la posible ascensión o no del Santo Prepucio a los cielos. Pero no, la madre de todas las disputas ha revolucionado, durante dos días, la empresa donde trabaja mi hermana; de ahí saltó a nuestro entorno familiar y traspasó las barreras del propio colegio de su único hijo. De seguir así va a acabar convirtiéndose en cuestión de “la Alianza de Civilizaciones”….

¿Qué había sucedido?- Pues que la relación entre dos seres imperfectos no puede ser más que imperfecta (y desastrosa si nos esforzamos en entorpecerla). Y que mi sobrino Jaime, de trece años, no ha sido la excepción a esa regla y fue expulsado del colegio dos días, por burlarse de su tutor.
Mi hermana forma parte de los que han incrementado en un 47% el número de divorcios, según estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas de España y sabe que la separación de los padres representa un verdadero cataclismo en la vida de los hijos. Toda su forma de vida se ve afectada. Ellos suelen haber sufrido las discusiones entre sus padres, la tensión, falta de armonía y respeto entre estos. Situación que repercute negativamente en su desarrollo emocional.
Como es madre trabajadora y previendo que en casa (televisión, Internet, Wii, etc…) lo pasaría genial, decidió castigarlo “aparcándolo”, dentro del coche, copiando temas de Lengua, vigilado desde las ventanas de su oficina y visitado cada dos horas (tiempo de cambiar el ticket de la hora).

Gestos de burla del perturb a través de la ventanilla y clara desaprobación general –“¡qué bruja, perdónale!”- no pudieron con la determinación de mi hermana. Pero el paso de las horas obró su efecto: Jaime, aburrido de toquetear los controles del coche empezó a hacer lo que se le había mandado: copiar temas, y los compañeros de mi hermana a mirarla bajo otra luz. El segundo día la actitud pendenciera de su perturb había desaparecido y de los “¡pobrecito!” iniciales se pasó al “qué buena idea, yo haré lo mismo si se da” del resto de empleados.

Los adolescentes necesitan estabilidad y apoyo; y padres sin complejos que los quieran y a los que no les tiemble el pulso al marcar normas definidas y límites.



(Publicado en El MAGAZINE de El Mundo, 30/03/2008)

martes, 26 de febrero de 2008

Educar el Corazón



Me encuentro con estos NUEVE PUNTOS en un blog de gran interés educativo. Lo traigo aquí, le añado un PUNTO NÚMERO DIEZ y dejo un enlace a las palabras del HEMISFERIO RACIONAL, bitácora de José de Juan:

¿QUÉ HABILIDADES SOCIALES HAY QUE MOTIVAR PARA EDUCAR EL CORAZÓN?

1.-Saber escuchar, respeto a opiniones de otros, "dejarse afectar por el otro".

2.-Hacer elogio: dedicar más tiempo a elogiar que a reprender.

3.-Saber pedir un favor.

4.-Disculparse.

5.-Quejarse. Saber quejarse y demandar derechos; quien no lo hace se convierte en un furioso, frustado o pisoteado.

6.-Saber decir que NO. La amabilidad no es decir siempre que SI.

7.-Responder al fracaso.

8.-Ponerse de acuerdo, negociar. Los grandes negociadores son los que mejor escuchan.

9.-Agradecimiento: se necesita al otro. Lo que se tiene es porque se ha recibido. Educar en la conciencia de que hay muchos motivos para agradecer."


10.-Perdonarse uno mismo y perdonar a los demás.

domingo, 17 de febrero de 2008

Fiesta en el garaje.... (oooojjjjjjjjjhhhh...!!)



Se habían quedado en casa, estudiando. Pero al volver de una cena y coger la rotonda que desemboca en nuestra calle dos ciclomotores nos adelantaron al mismo tiempo, cada uno por un costado del coche. Mi Santo masculló una palabrota viendo cómo doblaban la curva, haciendo carreritas y desapareciendo a toda velocidad.

Al entrar en nuestro garaje casi chocamos con uno de esos ciclomotores que salía haciendo caballitos sobre una rueda , conducido por un joven sin casco. Mi Santo cruzó el coche en la misma rampa interceptando la moto, a la que se había unido la otra que habíamos visto en la rotonda y….. ¡oh, sorpresa!! la de nuestro perturbgemelo con él y dos chicas, como montura. Nos bajamos y vimos varias cabezas que se agachaban, escondiéndose tras los coches cercanos a las plazas que se usan para las motos.

-“¡Salid ahora mismo súcubos del Averno!” - gritó mi Santo, furioso como un William Wallace redivivo. Uno a uno fueron saliendo hasta diecinueve chicos y chicas, pálidos del susto. “¿Dónde estará el otro perturb?”, le pregunté bajito. “Ahí”, contestó. En el mismo centro del pinturero grupete de perturbs, al lado del esqueleto de su moto –que estaban trucando para quitarle los topes que limitan la velocidad–, rodeado de piezas, herramientas, bebidas, vasos de plástico y botes de pintura.

-“Apaga la música”, volvió a decir Thor (¡digo mi Santo!), con voz de trueno. En el tenso silencio, la súbita entrada de Luisete sobre su moto enarbolando una botella de whisky fue… tarantinesca.
La visión de mi Santo, con sus dos metros de indignación y los brazos en alto (impresiona al más bragado) hizo que Luisete perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Su ciclomotor en estertores y un charco de whisky pusieron final al tenso silencio de los perturbs: gritos, conatos de excusas, amenazas, menciones a la madre, profecías y el sermón de la montaña se sucedieron, alternativamente.

“Sin paga, sin moto, sine die”, castigó a los perturbs, consciente del peligro que supone conducir una moto trucada (vehículo inestable, actitud impulsiva, exhibicionismo y escasa formación vial forman una ecuación que deja cada año 9.500 víctimas entre muertos y heridos; palabra del Instituto de Tráfico y Seguridad Vial). “Así que todos pasareis una prueba de pericia…”. Recolectó sus carnets, hizo que pusieran los botes a distancia de tres metros en línea recta, se subió en una de las motos e hizo un slalom a una velocidad vertiginosamente lenta, manteniendo el equilibrio. “Teneis una semana para entrenar”, fue lo último que les dijo antes de marcharse abanicándose con sus carnets.



(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 17/02/2007)

domingo, 30 de diciembre de 2007

Tutorías... o el tercer círculo de Dante



Me llaman del colegio. Quieren hablar conmigo del Nieto (mi hijo pequeño de trece años).
Como un alma en pena sigo a Caronte, con uniforme de conserje del colegio, hasta las puertas del infierno, es decir: el despacho del tutor.
El “chivotas”, como le mota el Nieto, saca un cuaderno, me mira por encima de las gafas y, sin inflexiones ni modulación en su voz, entona el mantra monocorde de últimos delitos de mi hijo:

Lidera al grupo incitándoles a hacer preguntas sobre temas no curriculares; maneja información impropia de su edad; inventa juegos de rol, con reglas muy intrincadas en los que toda la clase participa en los recreos; demuestra un extremado escepticismo y una desconfianza atípica en las explicaciones de los profesores de algunas asignaturas, habiéndose atrevido a contra-argumentar en alguna ocasión yyyyy… se le ha visto cantando en el metro. Y, aunque su convivencia con el resto del alumnado es normal y parece estar muy contento en el colegio, en general se muestra como un alumno difícil -concluye el profesor.

-Entonces, ¿lo que me está diciendo es que mi hijo es inteligente, tiene capacidad de discriminación , ejercita el razonamiento y aplica los conocimientos adquiridos en sus lecturas fuera de los libros de texto para desarrollarse como persona independiente??

-¡Le digo que se le ha visto cantando en el metro!- Me contesta con los dientes apretados, cerrando los puños y con una vena a punto de estallarle en el cuello.

Me levanto, le sonrío agradecida y extiendo mi mano –que estrecha perplejo- mientras le felicito diciéndole que lo que me cuenta es la meta, palpable, de la educación. Y que con ello queda demostrado que en ese colegio LO HAN LOGRADO, dominan el difícil ARTE DE ENSEÑAR.
La educación –prosigo emocionada- es lo que permanece después de que el contenido de cada lección enseñada ha sido olvidado. Su esencia es la formación del carácter, enseñando a los adolescentes cómo vivir en sociedad y animándolos a pensar independientemente. Estudiar es mucho más que simplemente absorber los conocimientos y técnicas. La habilidad para memorizar y razonar es menos importante que la sabiduría, riqueza emocional y creatividad que existe dentro de cada ser humano. Ud. me está desmostrando que no sólo se preocupa del control y la disciplina, sino que distingue entre conocimiento y sabiduría.

Al levantarme para irme sólo acierta a balbucear un “pe, pe, pero… en el metro…”

-¡Ah, sí¡ ¿qué iniciativa, verdad? Entre mendigar para un billete o ganárselo cantando, optó por lo último.

-Mire, señora, la próxima vez que venga su marido.



(Publicado en el MAGAZINE de El Mundo 30/12/2007)

sábado, 29 de diciembre de 2007

¿Quién crees que ha dicho ésto?

Os propongo, a los indulgentes lectores de este blogdesesperado, un jueguecito (tontorrón, of course). Debéis leer la frase que voy a transcribir a continuación y adivinar quién es el autor:


"Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. Contestan a sus padres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros"



Pensad, pensad....
(la respuesta estará -así de buena soy yo!- en los comentarios)

domingo, 25 de noviembre de 2007

Ley de silencio



Ernesto tiene quince años, es robusto, cetrino, de mirada inquisitiva y luce un incipiente bigotillo bajo las napias. Tiene horas de Dragon Ball y de Smackdown en el cuerpo. Cuando no le convocan en su equipo de balonmano grita enfurecido y matonea a los demás. El tutor cita a sus padres. Pero éstos, confusos acólitos del Dr.Spock, han sufrido la violencia del chico y sus crecientes arranques, durante años, con resignación no correctiva. La tolerancia se ha convertido para ellos en una respuesta condicional a la confrontación al punto de forzar, ad ridiculum, cualquier razonamiento del chico para que éste quede contento y ellos tranquilos, haciendo legítimas las palabras de José Prat “Siempre que alguien afirma que dos más dos son cuatro, y un ignorante responde que dos más dos son seis, surge un tercero que, en pro de la moderación y el diálogo, acaba concluyendo que dos más dos son cinco” .El día de la reunión con el tutor, los padres forman fila con Ernesto.

Pablo está en su clase y lleva cinco años soportando intimidaciones. Es obeso y tiene el cuello largo. En cuarto, cuando empezaron las bromas pesadas que le hacía Ernesto pesaba 50 kilos. Ese año nunca escuchó su nombre y sí “bola de grasa”, “el gordo”, “el cigüeño”.
Pablo, es un chico muy tímido y reaccionaba al principio llorando.

El año pasado lo desnudaron en el lavabo y le escondieron la ropa.
Asiste al colegio porque no se atreve a decirle a su padre lo que le pasa.
Si alguien hubiera hablado con él cuando se sintió humillado en la clase de gimnasia -el día que el profesor le gritó “¡corre ciguëño, baja tripa!” porque iba más lento que los demás -tal vez sabría defenderse.
Pablo se culpa de lo que le sucede. Una profesora sabe de su calvario, pero el colegio no toma medidas. Él se esfuerza por agradar pero su actitud causa el efecto contrario: excita a los acosadores, y cada día recibe más golpes, codazos y empujones. ¿La última vejación que ha sufrido? Le orinaron la mochila en uno de los recreos.

-¿Pero... por qué no hicisteis nada? -Pregunto a mi perturb cuando me lo cuenta hoy, un año después- ¿Por qué no lo dijisteis? ¿por qué no le defendísteis?

-Porque si le defiendes… van contra ti.

Si los padres no enseñamos que el silencio sólo ampara la violencia y nos hace impotentes y vulnerables, si en la escuela sin norma no se establece el principio de autoridad y la ley cambia y no deja impunes a los agresores: existirá bullying en los colegios.


(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO 25.11.2007)

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Cajón de noticias...

Dos padres se van a la huelga en EE.UU. desesperados ante la "holgazanería" de sus hijos adolescentes


Enterprise (Estados Unidos).- Dos padres desesperados por la falta de cooperación de sus hijos en las tareas hogareñas plantaron un campamento improvisado en las afueras de su casa y se declararon en huelga.

La acción -que ha suscitado una amplia cobertura de prensa en Estados Unidos- tuvo lugar en Enterprise, la Florida, cuando Cat y Harlan Barnard no pudieron soportar más la "holgazanería" de sus hijos Benjamin, de 17 años de edad, y Kit, de 12.

Según los padres, se les ha agotado la paciencia luego de tratar todos los medios imaginables para persuadir a sus hijos a colaborar con las labores domésticas.

Cat y Harlan declararon a los periodistas que lo han intentado todo, desde estimular a sus hijos con juegos imaginativos "como ése de las caritas sonrientes que se entregan por buena conducta" hasta castigarlos al no darles dinero e incluso llevarlos al psicólogo.

La gota final:

"Nada ha funcionado, nada, ningún método psicológico, nada, nada", dijo la señora Barnard, de 45 años, cuya acción y la de su esposo está siendo supervisada por la policía, maestros y funcionarios estatales encargados del bienestar familiar.

En palabras de la mujer, "la gota que rebasó la copa fue la negativa de Benjamin a cortar el césped a pesar de que me encontraba de reposo después de una intervención quirúrgica".

Al no poder tolerar más la situación, ambos padres inflaron sus camas de aire y se instalaron a las puertas de su casa, a la que se rehúsan a entrar si no es para ducharse.
No obstante, los señores Barnard proveyeron a sus hijos de suficiente comida congelada para ir sorteando los días de huelga paterna.

¿Han hecho bien?

La decisión de los Barnard ha causado reacciones mixtas entre los vecinos de Enterprise. Según la prensa, una mujer que pasaba por el lugar de la acción gritó "¡Han hecho muy bien!". Sin embargo otra paseante exclamó: "Óiganlo bien: yo nunca crearía un estado tal de tensión a mis hijos", a lo que Cat Barnard respondió: "Ellos me lo han venido creando a mí por años". En cuanto a los hijos, también la reacción ha sido dispar. Mientras Benjamin se mostró molesto por la "extremadamente inconveniente" intervención de la prensa, Kit se manifestó "arrepentida" y prometió un cambio de actitud.

Fuente: BBC
10-12-2004

Otra noticia que da que pensar podéis leerla aquí: Profesores pierden el derecho a llevar pistolas a clase

Y ésta... (sin comentarios): Desesperados por una hija rebelde