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lunes, 2 de junio de 2008

Exámenes


Mi Santo y yo nunca conseguimos que nuestros hijos tuvieran lo que los profesores llamaban "espacio individual de estudio", es decir, que estudiaran en sus cuartos, en silencio y soledad.  Siempre han preferido la compañía solidaria y gremial de la mesa del comedor.  Así que esa tarde...


"Y los profesores se enteraron de que habían robado los exámenes porque les pillaron brindando y diciendo '¡los tenemos!'", conseguimos entender, los perturbs y yo, entre los hipidos y sollozos de la Mini (la mayor de mis cuatro hijos).  "Son idi-idi-idi...otas, los de mi curso", nos dice por enésima vez antes de derrumbarse en lagrimones.  
Tras las pruebas de síntesis, últimos exámenes de su curso y que deciden quién irá y quién no a Selectividad, surge la tragedia:  unos tramposos fotografiaron las preguntas de todas las asignaturas, asaltando el despacho del coordinador del curso y repartiendo, discriminadamente, esa información entre casi el  80% de los alumnos.

"¿Se sabe quién los robó y quiénes tuvieron los exámenes?", aprovecho a preguntarle entre suspiro y suspiro.  "Sí.  Algunos quieren mandar anónimos a los tutores, denunciándoles, porque necesitan media para entrar en sus carreras y los profesores no nos ayudarán aunque hayamos estudiado mucho.  Pero no somos chivatos".

"Si hay una cosa que merezca la pena hacerse, merece la pena que se haga mal", decía Chesterton, comenta finalmente el perturbgemelo culto citando al novelista británico.
"¡Tío, que los autores franceses (sic) no entran!", le da un codazo el otro, semiajeno al drama de su hermana mayor mientras comprueba lo que sospechosamente pordrían ser las preguntas de un examen....

El Nieto, que también está estudiando y parece ausente bajo los auriculares de su mp3, coge su inseparable Tingo (el libro de las palabras singulares, escrito por Adam Jacot de Boinod), pasa páginas a toda velocidad, marcando con el dedo y le espeta "backpfeifengesicht!" (en alemán, cara que pide a gritos un guantazo).  El perturb se abalanza sobre la meesa y coge el Tingo antes de que el Nieto pueda evitarlo; le mira furioso mientras busca en el libro, hace unos apuntajos y replica:  "Pedazo de kingyo no funi (heces de carpa dorada, en japonés), eres demasiado varevare (joven e inútil, en maorí) para entender que a nuestra mangandang hinoharap (pechos bonitos, en tagalo) le va a dar un Kummerspeck (exceso de peso que deriva del apetito exacerbado por el desánimo)".


(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 01/06/2008)




Enlaces de interés:

*Arc, constante fuente de inspiración.
*Manual del buen chuletero
*Ansiedad ante los exámenes, ¿cómo puedes combatirla?