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domingo, 21 de septiembre de 2008

Adios vacaciones, ¡bienvenida, rutina!


Se necesita una forma física de atleta para sobrevivir a unas vacaciones en familia cuando hay cuatro hijos y todos son adolescentes.  Aunque todavía nos estamos recuperando, cuando mi Santo y yo cruzamos miradas, se nos escapa una sonrisa boba, en la que se entiende:  “estamos aquí, por fin”.  Y es que hemos regresado vivos a la bendita rutina, al aire contaminado, a los atascos:  ¡Alabado sea el tedio y lo cotidiano! ¡Viva el trabajo y los horarios! ¡Larga vida al que inventó el colegio!


Por primera vez  en 16 años y contra todo pronóstico, nuestros hijos gemelos, aprobaron el curso en Junio.    

A la primera alegría le siguió un sordo terror....    ¿qué pasaría con los perturbs, -eternos fracasados en los estudios y carne de castigo y restricción horaria-,  convertidos en reyes del mambo?  

Superamos lo que pudo haber sido un Julio “caliente” en la ciudad (salidas nocturnas,chicas, alcohol, peleas...)  gracias a que mi Santo les propuso buscar un trabajo para ganar un dinerillo con el que poder trasladar sus motocicletas a la playa.  Pero, como las golondrinas del poema de Ungaretti "voló el mes de Julio veloz"...  y nos encontramos con que, además de reyes  nuestros perturbs estarían motorizados y con dinero (¡Ay!)  


Observándoles ahora mientras se les destiñe el bronceado, enfundados en sus uniformes de colegio, hablando de asignaturas y apuntes  con una apariencia casi beatífica...  dudo si realmente son los mismos que hicieron botellón treinta días seguidos, fumaron, malcomieron, se trabajaron a cada chica que pasó a su vera, bailaron sin descanso en todo antro abierto  y vieron amanecer cada día, sobre la tapia de la panadería, hasta hacerme recordar las palabras de la escorpiona madre, del libro de Boffa: “¡Malditos monstruos, obras del demonio, criaturas infames!  -¡Maldice, oh Todopoderoso, a esta indigna prole, y maldice su simiente, libra al universo de su obscena existencia y que el Maligno se apiade de ellos!”


Pedí cita a nuestro médico de cabecera y poco antes de que empezara el curso llevé a los perturbs a que les hiciera una revisión general,  “posible cirrosis, cánceres  y enfermedades de transmisión sexual”,  enumeré a la escueta enfermera que nos recibió.  “Siéntese ahí, con las otras madres”,  respondió sin inmutarse mirándonos por encima de las gafas.  “Te has pasado, jefa”, susurró irritado el  perturbmetrosexual, “dijiste que nos traías a solucionar lo de los granos”.  “Dijo que solucionaría lo de que fueras un grano en el culo” contestó el perturburlón mientras se colaba en la consulta.




(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 21/09/2008)

domingo, 15 de junio de 2008

El bollo de la discordia



Las palabras que escuché al subirme en el coche me cortaron el aliento.  Mi sobrina Maite, de 14 años, discutía acaloradamente con uno de los perturbs  mientras trataba de alcanzar, no sin esfuerzo, uno de los bollos que les había llevado para merendar antes del  concierto. “Me gustan mis tetas, mi culo, mis redondeces.  No soy perfecta, pero me encanto así.  Soy feliz.  ¡Tía Aldara, dile que me lo dé!”

“¡Vaca!”, oí que le decía el perturb amenazado con quedarse sin venir si seguía fastidiando a su prima,  mientras ella le sacaba la lengua antes de pegarle un mordisco a su merienda. “Déjala, pringao”, intervino el otro perturb, “¿quieres que sea una anoréxica como tu churri?”.  Tuve que frenar en seco y sacar toda mi autoridad para que mis gemelos de 1’80 cm dejaran de  pegarse en el asiento trasero del diminuto coche.  “¡Bajaos! Hablaremos por la noche“, les grité furiosa, antes de abandonarles en la calle.  

Observando a mi sobrina cantar y bailar al ritmo del Canto del Loco,  me tranquilicé.  Maite no formaría parte de ese  50% de adolescentes que, en las últimas encuestas de una conocida firma de productos dietéticos, aseguraban que preferían morir a estar gordas y que sólo estando delgadas podrían gustar.  Tenía personalidad y  autoestima proporcionada por su ambiente familiar para no ser una esclava de las modas ni de la apariencia física.

Sabía que los perturbs, unidos en la fatalidad, habrían hecho las paces y frente común.  Al volver a casa vi que uno me miraba fijo desde su ojo amoratado mientras el otro intentaba fruncir su labio partido.  Sin prestarles atención me senté en medio de ellos y encendí mi ordenador portatil.  El Nieto se arrebujó a mi lado esperando a jugar la partida de backgammon de cada noche, pero yo tenía otros planes.  Empecé a navegar buscando imágenes que hicieran exclamar a mi hijo pequeño.  “¡Ostrássss... a los 12 años pesaba 74 kilos!  ¡Mírala aquí, un año después y se le ven todos los huesos!  ¡Ahhh, uffff....  qué cortes más feos en los brazos!”

Al poco tenía a los perturbs encima, noqueados por aquellas imágenes extremas de adolescentes para las que la obsesión por su peso e imagen se había convertido en patologías de anorexia y bulimia.  Olvidando que estaban enfadados leían en alto y comentaban los testimonios llenos de soledad, sufrimientos, mentiras y vomitonas, de esas chicas.  Tras un rato de navegación abrí el archivo de fotografías familiares y seleccioné una donde aparecía Maite, sonriente, en primer plano.

Apagué el ordenador, les di las buenas noches y mientras iba por el pasillo alcancé a oir:  “¡entendido, jefa!”





(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 15/06/2008)

domingo, 18 de mayo de 2008

Zona de Peligro


Los pasados días de fiesta, Alejandra, la hija adoptiva de nuestra vecina, se unió a nuestro grupo familiovacacional, viniendo al campo –como en los pocos antiguos “buenos tiempos”- con los perturbs.

Con su esmalte de uñas rojo brillante, su maquillaje cargado y llamativo, Alejandra parece mucho mayor de los 16 años que tiene. Pero verse demasiado mayor jamás ha sido su problema. No desde que cumplió los 11 años, cuando buscó ayuda en un programa para adolescentes de tratamiento contra las drogas, y fue rechazada por ser demasiado joven.

Ya entonces había fumado crystal meth (metanfetamina) por lo menos un año; la habían expulsado del colegio después de 18 partes graves; había huido de cinco hogares temporales y lucía un rostro lleno de cicatrices producidas por ella misma.

Cayó al vacío.
Y aunque algunos asistentes sociales le ofrecieron consejería alternativa, pasó un año antes de que Alejandra dejara de consumir drogas, y lo hizo bajo sus propios términos.

Los perturbs le preguntaron cómo empezó. “En el colegio” –dijo- “Mi primera madre me pegaba y alguien me ofreció un canuto. Luego vinieron las farming (pastillas) y pasé de la marihuana. Falsificaba recetas y compraba medicinas como Oxycontín, met que mezclaba con alcohol. Todos lo hacíamos. Me escapaba de casa, me cogían y me echaban el rollo de las terapias, me cambiaban de familia, me llevaban a otra temporal y al mismo colegio… y vuelta a empezar”.

Andrew Finch, director de la Association of Recovery Schools (asociación americana de escuelas superiores para alumnos en rehabilitación), dice: “Pensar en un adolescente que va a un tratamiento de 30 días y luego regresa a su antiguo ambiente — donde compró sus drogas, donde sus amigos las usan y donde fue visto consumiendo- no es realista. Para ellos la escuela es una zona de peligro. Es como decir a un adulto alcohólico que vaya a trabajar a un bar”.

¿Qué fue lo que te hizo dejarlo? –Le preguntó el perturb.
“Al regresar a mi casa, después de un mes desaparecida, mi sobrina me preguntó ‘¿Vas a volver a la cárcel?’. Eso me hizo sentir tremendamente mal porque ella apenas tenía 6 años de edad. Vi que mi sobrina pasaba exactamente por la situación que yo pasé. Peleaba con su mamá, su mamá siempre la castigaba físicamente. Y me puse a pensar, ‘¿cómo voy a ayudarla si no dejo de hacer lo que estoy haciendo?”, respondió Alejandra.



(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 18/05/2008)

viernes, 16 de mayo de 2008

Están ¿malditas? las Olimpiadas de China

Tan sólo un día después de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalara que el enterovirus 71, causante de la fiebre aftosa humana, que está afectando a niños del este y el sur de China, no suponía un peligro para los Juegos Olímpicos, la prensa ha informado de que el número de menores infectados es de 27.500 casos registrados y la cifra de muertes de niños asciende a 42.

Beijing ha registrado la primera muerte desde que se desatara el brote de fiebre aftosa humana, causada por el enterovirus 71 (EV71), mientras las autoridades intentan contener la expansión de la enfermedad justo tres meses antes de que la ciudad sea sede de los Juegos Olímpicos. La víctima es un niño de 13 años del distrito de Changping, que murió camino al hospital el domingo, explicó la portavoz del Consejo de Salud de Pekín, Deng Xiaohong.

La provincia de Hubei también confirmó la muerte de un niño por esta enfermedad, lo que eleva la cifra nacional a 42 fallecimientos.

La portavoz añadió que el niño de Pekín había presentado resultados positivos a las pruebas del EV71, causante del brote epidémico que comenzó hace algunas semanas en la ciudad de Fuyang, en la provincia oriental de Anhui.

El retraso a la hora de informar del brote, que se inició en marzo, ha hecho recordar anteriores crisis sanitarias en el país asiático, como la del SRAS (síndrome respiratorio agudo severo), que el Gobierno intentó ocultar en un principio. Las autoridades han negado que el retraso se debiera a un deseo de ocultar información, sino a las dificultades iniciales a la hora de diagnosticar la enfermedad.

Hoy, el ministro de Salud, Chen Zhu, ha declarado que se informará públicamente del avance del brote para evitar el pánico general, según informa Xinhua.

Hace una semana el representante de la OMS en China negó que el virus pudiera suponer una amenaza durante los Juegos Olímpicos de agosto. El EV71 puede dejar graves secuelas, y causar meningitis o parálisis en los niños. El periodo de mayores contagios se sitúa entre junio y julio, cuando las temperaturas en el país son altas y el clima húmedo, por lo que se teme que el número de enfermos siga aumentando.

Hasta el viernes en China se habían registrado oficialmente 27.500 casos, según notificó la agencia de noticias Xinhua.