martes, 9 de octubre de 2007

Sin quejas

P. nació al revés.
Y, desafortunadamente, el médico que atendía el parto, tiró de sus piernas para ayudarle a salir.... y desencajó una de ellas de su cadera.
Les dijeron que no crecería. Que la buena se desarrollaría normal y que la otra mantendría ese tamaño, el de un bebé recién nacido, por siempre.
Pero las cosas fueron distintas. Y aunque le operaron mil veces y su infancia transcurrió entre férulas y correas, arneses, puntos y experimentos varios, P. creció sano y fuerte, con una pierna normal y la otra un poquito más pequeña y más inútil.
En casa le decíamos "cojo". Mi madre nos enseñó a usar unas palabras ciertas, que escuchadas fuera, no pudieran herir. Así que P. sabía que era cojo y que ser cojo era algo más, pero no lo esencial.
A P. le pusieron, siendo niño, el primer ilizarov de España, un armazón de hierros y ganchos, de agujas de calzeta que sujetaban el hueso cortado y lo iban separando día a día, para alargarlo con su propia regeneración osea. Y con esa inmensidad montaba en bicicleta, se deslizaba por los pasillos y calles en patineta y... se quejaba porque, en el colegio, sólo le dejaban ser portero.

-¡Patapalo, eres portero, porque no corres rápido!

Y a P. se le llevaban los demonios, porque aunque ser cojo no era lo esencial, a él le hubiera gustado meter goles.

Al llegar el día de su primera comunión P. repartió sus recordatorios.... Paz había escrito una pequeña oración detrás:

"Es maravilloso, Señor:
mis brazos perfectos, cuando hay tantos mutilados;
mis ojos perfectos, cuanto tantos no tienen luz;
mi voz que canta, cuando otras enmudecen;
mis manos que trabajan, cuando otras mendigan.
Es maravilloso regresar a casa... cuando otros no tienen a dónde regresar.
Es maravilloso, sobre todo, tener tan poco que pedir
y tanto que agradecer"


Y me acordé de P. niño, a su lado frente al panteón familiar y junto al resto de queridas personas que acompañábamos a los tíos, despidiendo a Toti.
Porque así es la vida: Un día se acaba, y eso no es lo esencial.
Lo esencial es vivir, sin miedo.

¡¡A ver si soy capaz de explicárselo a mis perturbs!!

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