miércoles, 4 de junio de 2008

Del buen ejemplo y sus frutos



La mayoría de los padres esperamos de nuestros niños grandes hazañas.  ¿Quién no quiere un Rafa Nadal,  un ganador del Pulitzer o un Bill Gates como hijo??    Cuando éstos llegan a la adolescencia pasamos de anhelar esos hechos heróicos y cruzamos los dedos para que tan solo se comporten de una manera coherente o parecida a la idea que tenemos de los valores familiares que creemos haberles inculcado los años anteriores.
A veces se nos olvida que no son las palabras, sino el ejemplo y las experiencias que han vivo las que marcan su caracter y su comportamiento final.  Y se nos olvida, también, que sus expectativas y prioridades pueden ser distintas a las nuestras.  Que son personas distintas a nosotros, con un recorrido vital independiente al nuestro aunque transcurran en paralelo.

Encuentro en esta página interesante un recordatorio útil para padres:


Sus prioridades y principios, así como su buen ejemplo del buen comportamiento le puede enseñar a sus adolescentes a tomar el camino correcto a pesar de que el camino fácil sea muy tentador.
  • Si usted persiste en terminar un deber difícil, su hijo estará más inclinado a terminar su tarea y sus deberes.
  • Cuando usted se niega a beber alcohol antes de conducir, su hijo se fija.
  • Cuando usted acepta una pérdida en la cancha de baloncesto con gracia, su hijo aprende que el ganar no es el todo.
  • Si su hijo ve que sus padres se tratan con respeto, este es el ejemplo que llevará consigo en sus relaciones y en su matrimonio.
  • Cuando su hijo ve que sus padres aprecian a las personas de todas las razas y religiones, es más probable que tenga amistades diversas.
  • Cuando usted le señala a la cajera que le entregó cambio de un billete de diez dólares y usted le dio un billete de cinco, su hijo ve cómo funciona la honestidad en acción.
  • Cuando su hijo observa a sus padres tomar decisiones difíciles—"Vamos a comprar un auto usado para poder ahorrar dinero para las vacaciones familiares"—se da cuenta.
  • Si usted acepta los fracasos como parte íntegra de la vida—si usted se levanta y sigue adelante—es más probable que su hijo aprenda a sobrevivir las penas de la vida.
  • Si usted tiene la capacidad de reírse de sus propios errores, su hijo será más capaz de aceptar sus imperfecciones.
  • Si usted se ofrece como voluntario en un albergue, será más probable que su hijo demuestre compasión por los menos afortunados.
  • 4 comentarios:

    alelo dijo...

    Un día, en casa de mi madre, un familiar colateral presumía de su hija. Decía que los profesores la habían felicitado por las maravillosas notas que había sacado, por lo lista que era, por lo bien que se le daban las matemáticas, y la música, y la lengua...

    Entonces yo, que soy más simple que un seat panda, le dije que a mí también... que a mí también me habían felicitado por mi hijo.

    ¿Ha sacado buenas notas? ¿También es listo? ¿Es un genio de las matemáticas? ¿Es...?

    ¡No!, le dije yo, nada de eso. A mí me han felicitado porque tengo un hijo que es feliz.

    Parece una tontería, pero no lo es. Desde el primer día, desde el primer minuto... siempre he querido que ellos el día de mañana sean felices, trabajen donde trabajen o sean lo que sean.

    Un beso.

    Anónimo dijo...

    !Un respeto al Panda!


    Sirwood.

    Ginebra dijo...

    Eso! Que está en peligro de extinción.

    (la familia de la foto me da miedo)

    Anónimo dijo...

    Libro: "SOY ADOLESCENTE ¿AHORA QUÉ? CLAVES SOCIO-EMOCIONALES. AUTORA GLORIA MARTÍ (PEDAGOGA)
    EDITORIAL: CCS DE MADRID
    Precio 9 euros.