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domingo, 21 de septiembre de 2008

Adios vacaciones, ¡bienvenida, rutina!


Se necesita una forma física de atleta para sobrevivir a unas vacaciones en familia cuando hay cuatro hijos y todos son adolescentes.  Aunque todavía nos estamos recuperando, cuando mi Santo y yo cruzamos miradas, se nos escapa una sonrisa boba, en la que se entiende:  “estamos aquí, por fin”.  Y es que hemos regresado vivos a la bendita rutina, al aire contaminado, a los atascos:  ¡Alabado sea el tedio y lo cotidiano! ¡Viva el trabajo y los horarios! ¡Larga vida al que inventó el colegio!


Por primera vez  en 16 años y contra todo pronóstico, nuestros hijos gemelos, aprobaron el curso en Junio.    

A la primera alegría le siguió un sordo terror....    ¿qué pasaría con los perturbs, -eternos fracasados en los estudios y carne de castigo y restricción horaria-,  convertidos en reyes del mambo?  

Superamos lo que pudo haber sido un Julio “caliente” en la ciudad (salidas nocturnas,chicas, alcohol, peleas...)  gracias a que mi Santo les propuso buscar un trabajo para ganar un dinerillo con el que poder trasladar sus motocicletas a la playa.  Pero, como las golondrinas del poema de Ungaretti "voló el mes de Julio veloz"...  y nos encontramos con que, además de reyes  nuestros perturbs estarían motorizados y con dinero (¡Ay!)  


Observándoles ahora mientras se les destiñe el bronceado, enfundados en sus uniformes de colegio, hablando de asignaturas y apuntes  con una apariencia casi beatífica...  dudo si realmente son los mismos que hicieron botellón treinta días seguidos, fumaron, malcomieron, se trabajaron a cada chica que pasó a su vera, bailaron sin descanso en todo antro abierto  y vieron amanecer cada día, sobre la tapia de la panadería, hasta hacerme recordar las palabras de la escorpiona madre, del libro de Boffa: “¡Malditos monstruos, obras del demonio, criaturas infames!  -¡Maldice, oh Todopoderoso, a esta indigna prole, y maldice su simiente, libra al universo de su obscena existencia y que el Maligno se apiade de ellos!”


Pedí cita a nuestro médico de cabecera y poco antes de que empezara el curso llevé a los perturbs a que les hiciera una revisión general,  “posible cirrosis, cánceres  y enfermedades de transmisión sexual”,  enumeré a la escueta enfermera que nos recibió.  “Siéntese ahí, con las otras madres”,  respondió sin inmutarse mirándonos por encima de las gafas.  “Te has pasado, jefa”, susurró irritado el  perturbmetrosexual, “dijiste que nos traías a solucionar lo de los granos”.  “Dijo que solucionaría lo de que fueras un grano en el culo” contestó el perturburlón mientras se colaba en la consulta.




(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 21/09/2008)

lunes, 28 de julio de 2008

El primer empleo

Julio, siete de la mañana.

Me despierto, enfilo tambaleante el pasillo oscuro hacia el cuarto de los perturbs y tomando las palabras de Milton en su ‘Paraíso perdido’, al tiempo que les zarandeo digo: “¡Despertad: levantaos; o permaneced para siempre envilecidos!”.
Bajo la almohada, una voz protesta, “¿Es que no puedes despertarnos como una madre normal?”. 
“¿Una... normal? ¿de esas que jamás ofrecerían, a estas horas, huevos revueltos con bacon?”, palabras mágicas que les hacen saltar de la cama.

Los gemelos de 16 años, y contra todo pronóstico, han aprobado el curso este año.  Mi Santo les sugirió la idea de trabajar un mes y ganar algún dinerillo para las vacaciones.   Ese era el señuelo.  Un Julio caliente, en la ciudad, saliendo noche tras noche, me ponía los pelos de punta: chicas, alcohol, peleas...    El trabajo les tendría ocupados, les sacaría de circuíto (por agotamiento), les haría responsables y conocerían otros estilos de vida.

Muy expectantes, les vimos partir el primer día hacia el concesionario de un buen amigo. “Técnicos de la empresa”, me dijeron, “empezaremos ‘en archivos’”.  Ocho horas después, derrengados, muy sucios pero no vencidos, llegaron nuestros guerreros y, tras engullir cantidades pantagruélicas de alimento, relataron su encuentro con el primer eufemismo de la vida laboral adulta: “¡Técnicos que van a construir la empresa!”, “¡los que van a montar las estanterías del archivo!”

 El tercer día de trabajo fue crítico: habían topado con la primera gran contrariedad de su escuálido curriculum: Moragón, el jefe. 
Las dantescas estanterías metálicas de 4 metros de altura que durante tres jornadas habían construído en un angosto cuarto sin ventilación, estaban mal medidas: tocaba deshacer y volver a empezar.  “Yo paso, jefa, este trabajo es una mierda, me da igual el dinero”, dijo una de sus perturbvoces, a un tris de las lágrimas.  Pero se sobrepusieron y cumplieron (“por cojones, lo haremos bien”, dijeron furibundos) para descubrir, días más tarde, que el jefe de taller pensaba que estaban “castigados” a trabajar. 
Cruzado el Rubicón y como ‘chicos para todo’ se están ganando el respeto y el afecto de esos hombres duros y esforzados.

Cada tarde se derrumban en las tumbonas de la piscina, donde duermen el sueño de los justos, con los brazos aún tintados de la imposible grasa del taller.

“Así que es cierto”, me dice una vecina con la nariz arrugada por el disgusto y su tontorronísima cría birrepetidora al lado, “los habéis puesto a trabajar”.   Contesto sin inflexiones, mirando a su hija, antes de darme la vuelta en mi toalla, “el trabajo y el esfuerzo enmiendan toda idiotez natural, por más severa que sea”.

lunes, 30 de junio de 2008

Peleones



“No, tío”, oigo al perturbpacificador hablar por teléfono con un amigo, ignorante de que estoy en el cuarto de al lado, haciendo como que leo, “Ya sabes que no se puede hablar con la piba del Topo. Es la peor. Hasta yo, que estaba con ella en clase antes de que salieran juntos mantengo las distancias. Es la que empieza siempre. Sólo con decirle: ‘ese me ha mirado’ hay lío. Al Topo se le va la olla cuando bebe, pero es buen tío. ¡No te ralles con él, que tiene una pandilla de matones!“
“Pásamelo, ‘Gandhi’” escucho cómo el perturbpeleón le quita el teléfono su gemelo, “A ver, maricón, ¿dónde es la movida el viernes? Vale, tío. Ahí nos vemos.” Parapetada tras mi libro... dudo entre intervenir; proporcionarles luchacos o un spray de autodefensa ; castigarles sine die y mantenerles a salvo en casa ooooo.... esperar como una etóloga de lo doméstico a que llegue el macho alfa, o sea: mi Santo, para cargar sobre su lomo plateado el asunto de la testosterona belicosa. Al final les llamo. Si la pereza es la madre de todos los vicios, y como madre hay que respetarla (Les Luthiers, dixit), todo perturb varón tiene su talón de Aquiles. Nosotras, antes mujeres que madres, sabemos que una de las formas de conquistar a un hombre es por el estómago. Así que activo el plan “T&N” (tortitas con nata), estratagema extrema y que nunca falla, para hacerles hablar.

Cuando ya llevan tres cada uno, saco la conversación. “¿Qué va a pasar el viernes?”, le pregunto al peleón abortando todo reflejo de desconfianza al ponerle una porción exagerada de syrup de fresa. “Hay tribus ¿sabes?: pandillas. Están los indis, los sarperos, los bacalas, los poqueros, los macarras, los nazis, los pijos... Tenemos zonas. Pero en algunos bares nos mezclamos. Si tienes amigos, no pasa nada.”
“Pasa”, dice el pacífico antes de meterse una tortita entera en la boca, “que siempre hay uno que empieza. Busca, le dan. Llama a sus amigos y durante algunos findes hay pequeñas peleas hasta que, en una calle a la que pueda venir la policía (por si se pone peligroso), se queda para la gran movida. Han retado a Nico, ¿Vamos a dejar tirado a un amigo?”.

“Al escritor Bernad Shaw cierta señora le quiso invitar con una sencilla fórmula: “La señora tal, su admiradora, estará en su casa mañana, entre las cinco y las ocho”. Y Shaw le contestó con otra sencilla fórmula: “Yo también en la la mía”, contesto justo cuando llega Mi Santo mostrándonos unas entradas para la Expo. “¡Lo siento por Nico!”, dicen al unísono los perturbs. Eficacia : Macho Alfa, 1; madre 0.

(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 30/06/2008)

lunes, 23 de junio de 2008

Nessun dorma



“Una cosa es que vengas tú a decir que has llegado, y otra que Mugu y López también entren en mi cuarto, ¡a las tres de la mañana!, a darme las buenas noches”.  “No me di cuenta”, contesta el perturb mientras amolda la bolsa de hielo contra su mandíbula.  Procuro mantener la calma, concentrándome en los consejos de Robert y Jean Bayard (“Guía de supervivencia para padres desesperados”:  Deje claro lo justo de sus peticiones.  Manténgase firme ante las presiones).  

“Si tu padre se ha lanzado sobre tus amigos armado con el palo de golf al grito de '¡canallas, ladrones, voy a abriros la cabeza!', ha sido porque he gritado cuando me has puesto tu mano helada en el hombro, a oscuras y matándome del susto, al tiempo que pisabas a la perra y tirabas todo lo que había sobre mi mesilla de noche.  Has tenido suerte de que tu padre se tropezara contigo y aterrizara contra el armario, y de que yo encendiera la luz justo cuanto te enganchó por el cogote...  Anda, llévale esos hielos y que los ponga en la cabeza", le digo observando la cara de terror de sus silenciosos amigos, a quienes la perra ha perseguido por el pasillo.


“¿Ves?, ya te dije que lo de entrar en tu cuarto no era buena idea”, interviene el otro perturb

“O eso, o tener hora de llegada”, zanjo la cuestión repartiendo tazas de café y haciéndole un gesto para que haga sitio a su padre y a su hermano, que se nos han unido en la mesa de la cocina.


“Otra vez habéis bebido y tenéis 16 años”, les dice mi furioso Santo, mirándoles uno a uno.   Ana Esquifino, autora del estudio sobre los efectos en el sistema endócrino del consumo de alcohol en los organismos durante la etapa de maduración sexual, del Departamento de Biología de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que:  “A medio plazo, los adolescentes que consumen alcohol de forma crónica o “social” (una importante cantidad pero en pocos días de la semana) estarían expuestos a severas alteraciones en la conducta sexual, disminución de la líbido y el deseo, cambios en la producción de   testosterona y hasta hipogonadismo”. 

“No es ya, como entrenador, que me importe el partido de mañana”, prosigue mi Santo, “sino el que desconozcáis los riesgos del alcohol durante la adolescencia.  Creéis ser los más “guays” y  “machotes” por emborracharos, cuando lo que hacéis es oposiciones a entrar en la liga de fútbol femenina.  Mañana, entrenamiento a las 8’00.  A la cama, señoritas”


“¡Joé, tío, qué acojone!”, oímos decir a Mugu al salir de la cocina protegiéndose los testículos.




(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 15/06/2008)


Algunos enlaces interesantes:

domingo, 15 de junio de 2008

El bollo de la discordia



Las palabras que escuché al subirme en el coche me cortaron el aliento.  Mi sobrina Maite, de 14 años, discutía acaloradamente con uno de los perturbs  mientras trataba de alcanzar, no sin esfuerzo, uno de los bollos que les había llevado para merendar antes del  concierto. “Me gustan mis tetas, mi culo, mis redondeces.  No soy perfecta, pero me encanto así.  Soy feliz.  ¡Tía Aldara, dile que me lo dé!”

“¡Vaca!”, oí que le decía el perturb amenazado con quedarse sin venir si seguía fastidiando a su prima,  mientras ella le sacaba la lengua antes de pegarle un mordisco a su merienda. “Déjala, pringao”, intervino el otro perturb, “¿quieres que sea una anoréxica como tu churri?”.  Tuve que frenar en seco y sacar toda mi autoridad para que mis gemelos de 1’80 cm dejaran de  pegarse en el asiento trasero del diminuto coche.  “¡Bajaos! Hablaremos por la noche“, les grité furiosa, antes de abandonarles en la calle.  

Observando a mi sobrina cantar y bailar al ritmo del Canto del Loco,  me tranquilicé.  Maite no formaría parte de ese  50% de adolescentes que, en las últimas encuestas de una conocida firma de productos dietéticos, aseguraban que preferían morir a estar gordas y que sólo estando delgadas podrían gustar.  Tenía personalidad y  autoestima proporcionada por su ambiente familiar para no ser una esclava de las modas ni de la apariencia física.

Sabía que los perturbs, unidos en la fatalidad, habrían hecho las paces y frente común.  Al volver a casa vi que uno me miraba fijo desde su ojo amoratado mientras el otro intentaba fruncir su labio partido.  Sin prestarles atención me senté en medio de ellos y encendí mi ordenador portatil.  El Nieto se arrebujó a mi lado esperando a jugar la partida de backgammon de cada noche, pero yo tenía otros planes.  Empecé a navegar buscando imágenes que hicieran exclamar a mi hijo pequeño.  “¡Ostrássss... a los 12 años pesaba 74 kilos!  ¡Mírala aquí, un año después y se le ven todos los huesos!  ¡Ahhh, uffff....  qué cortes más feos en los brazos!”

Al poco tenía a los perturbs encima, noqueados por aquellas imágenes extremas de adolescentes para las que la obsesión por su peso e imagen se había convertido en patologías de anorexia y bulimia.  Olvidando que estaban enfadados leían en alto y comentaban los testimonios llenos de soledad, sufrimientos, mentiras y vomitonas, de esas chicas.  Tras un rato de navegación abrí el archivo de fotografías familiares y seleccioné una donde aparecía Maite, sonriente, en primer plano.

Apagué el ordenador, les di las buenas noches y mientras iba por el pasillo alcancé a oir:  “¡entendido, jefa!”





(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 15/06/2008)

lunes, 9 de junio de 2008

A propósito del cerebro... ¿qué hace el alcohol a un adolescente?



Según los resultados de un sondeo realizado en Estados Unidos entre 43.093 adultos y publicado el 3 de julio en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, un 47% de las personas que comienzan a beber alcohol antes de los 14 años desarrollan una dependencia en algún momento de su vida, en comparación con un 9% de aquellos que esperan como mínimo hasta los 21 años.

"Ahora no cabe duda de ello: el consumo excesivo de alcohol en la adolescencia entraña consecuencias cognitivas a largo plazo", afirma Aaron White, catedrático adjunto de investigación del departamento psiquiátrico de la Universidad de Duke y coautor de un estudio reciente sobre consumo extremo de alcohol en campus universitarios.  "Evidentemente, hace cinco o 10 años no sabíamos que el alcohol afectaba al cerebro adolescente de forma distinta", señala White, que también ha participado en la investigación de Duke sobre los efectos del alcohol en ratas adolescentes.  "Ahora existe una sensación de urgencia. La situación es la misma que cuando todo el mundo se dio cuenta de lo malo que era que las mujeres embarazadas tomaran alcohol".

En 1998, Sandra Brown y Susan Tapert, psicólogas clínicas de la Universidad de California, San Diego, descubrieron que los jóvenes de 15 a 16 años que dijeron haberse emborrachado como mínimo en 100 ocasiones obtuvieron unos resultados significativamente peores que sus compañeros abstemios en pruebas de memoria verbal y no verbal.  Los adolescentes, que estuvieron sobrios durante las pruebas, se habían emborrachado un promedio de 750 veces a lo largo de sus cortas vidas. "El consumo elevado de alcohol durante la adolescencia está asociado con unos déficit cognitivos que empeoran si dicho consumo prosigue hasta la adolescencia tardía y los primeros estadios de la vida adulta", afirma Tapert.

En 2000, Fulton Crews, un neurofarmacólogo de la Universidad de Carolina del Norte, sometió a ratas adolescentes y adultas al equivalente a una borrachera de cuatro días y luego les practicó una autopsia, seccionando el cerebro anterior y rociándolo con una solución de plata para identificar neuronas muertas. Todas las ratas presentaron algunas células muertas en el cerebro anterior, pero el daño fue como mínimo el doble de grave en el cerebro anterior de las ratas adolescentes, y se produjo en algunas zonas que quedaron totalmente intactas en los ejemplares adultos.   "El alcohol provoca un trastorno en algunas zonas del cerebro esenciales para el autocontrol, la motivación y la fijación de metas", afirma Crews, y puede agravar vulnerabilidades genéticas y psicológicas ya existentes.  "El consumo temprano de alcohol afecta a un cerebro sensible de un modo que fomenta la progresión hacia la adicción", añade.

Gana la Banca!

Tras una tremendísima pelotera, los perturbs se pusieron furiosos porque no les habíamos dado los 35 Euros que  “necesitaban urgente” para la megafiesta organizada por sus amigas en una discoteca, para celebrar el fin de los exámenes.   Nos llamaron “tiranos”, “opresores de la juventud” e “injusta patronal".  Soportamos toda la gama de actitudes:  desde la chulesca a la lacrimosa, saltando sobre la negociadora.  No evitaron las comparativas con sus amigos: “A Pablo le dan 600 Euros de paga”, “Los gemelos Garat se pulen 80 Euros cada finde”, “Somos los más pobres”, etc,....


Tras todas esas acusaciones abandonamos las parábolas tipo: “Hijos, no somos ricos, vivimos de nuestro trabajo”; “hay que saber valorar lo importante, el dinero no es lo fundamental” o “fíjate en lo que cuesta ganarse el pan” y “no se puede tener todo”.... al ver que les afectaba lo mismo que el heno a alguien que no sufre alergia.... y decidimos pasar a las obras.

“Daros dinero sin responsabilidades no os enseña nada, así que durante un mes, ya que pensáis que nuestra gestión de la economía familiar es calamitosa y que vuestra paga es deficiente, seréis los únicos responsables del presupuesto familiar. Aquí tenéis una lista de los gastos del mes: colegios, electricidad, comunidad, cuotas, seguros médicos, de vida.... También os damos los extractos del banco para que calculéis las domiciliaciones y los talonarios, las tarjetas para el cajero y una lista de cargos añadidos a los que hay que hacer frente. En este otro papel os hemos hecho una lista de imprevistos que podrían convertirse en más gastos y de la cantidad de euros que deben quedar el día 30 en la cuenta.

“Vosotros dos”, recalcamos a nuestros atónitos perturbgemelos, “decidiréis qué se hace y en qué se gasta. Nosotros os iremos pidiendo dinero para lo que necesitemos. De vosotros depende llegar a fin de mes yyyyyy.... y aquí está el reto: si lo conseguís el premio será paga doble en vacaciones”. 

“Pe, pe, peee... pero ¡cómo vamos a hacer eso!”,empezó a protestar uno.

 “Como entendemos la dificultad os permitimos un comodín: podéis pedir asesoría a La Mini”, añadimos.

Cathy Lamp, consejera de familia y del consumidor de la Universidad de California apunta que “La mayoría de los adolescentes no comprenden la importancia del dinero. No conocen tampoco la cantidad necesaria para vivir una vida normal por la sencilla razón de que sus padres les proveen casi todo lo que necesitan”.

A día 30 los perturbs presentaron un folio con las cuentas y algunos apuntajos en los márgenes en los que destacaba un enorme “¿Papá, quién de vosotros dos es Copperfield, el mago?”


(Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 08/06/2008)

*97%  de jóvenes que no valoran lo que compran

*Padres en prácticas: trucos para enseñar el valor del dinero.

*¿Se forran, niños y adolescentes, con la paga?  (Ideal, dixit)

miércoles, 4 de junio de 2008

Del buen ejemplo y sus frutos



La mayoría de los padres esperamos de nuestros niños grandes hazañas.  ¿Quién no quiere un Rafa Nadal,  un ganador del Pulitzer o un Bill Gates como hijo??    Cuando éstos llegan a la adolescencia pasamos de anhelar esos hechos heróicos y cruzamos los dedos para que tan solo se comporten de una manera coherente o parecida a la idea que tenemos de los valores familiares que creemos haberles inculcado los años anteriores.
A veces se nos olvida que no son las palabras, sino el ejemplo y las experiencias que han vivo las que marcan su caracter y su comportamiento final.  Y se nos olvida, también, que sus expectativas y prioridades pueden ser distintas a las nuestras.  Que son personas distintas a nosotros, con un recorrido vital independiente al nuestro aunque transcurran en paralelo.

Encuentro en esta página interesante un recordatorio útil para padres:


Sus prioridades y principios, así como su buen ejemplo del buen comportamiento le puede enseñar a sus adolescentes a tomar el camino correcto a pesar de que el camino fácil sea muy tentador.
  • Si usted persiste en terminar un deber difícil, su hijo estará más inclinado a terminar su tarea y sus deberes.
  • Cuando usted se niega a beber alcohol antes de conducir, su hijo se fija.
  • Cuando usted acepta una pérdida en la cancha de baloncesto con gracia, su hijo aprende que el ganar no es el todo.
  • Si su hijo ve que sus padres se tratan con respeto, este es el ejemplo que llevará consigo en sus relaciones y en su matrimonio.
  • Cuando su hijo ve que sus padres aprecian a las personas de todas las razas y religiones, es más probable que tenga amistades diversas.
  • Cuando usted le señala a la cajera que le entregó cambio de un billete de diez dólares y usted le dio un billete de cinco, su hijo ve cómo funciona la honestidad en acción.
  • Cuando su hijo observa a sus padres tomar decisiones difíciles—"Vamos a comprar un auto usado para poder ahorrar dinero para las vacaciones familiares"—se da cuenta.
  • Si usted acepta los fracasos como parte íntegra de la vida—si usted se levanta y sigue adelante—es más probable que su hijo aprenda a sobrevivir las penas de la vida.
  • Si usted tiene la capacidad de reírse de sus propios errores, su hijo será más capaz de aceptar sus imperfecciones.
  • Si usted se ofrece como voluntario en un albergue, será más probable que su hijo demuestre compasión por los menos afortunados.
  • lunes, 2 de junio de 2008

    Exámenes


    Mi Santo y yo nunca conseguimos que nuestros hijos tuvieran lo que los profesores llamaban "espacio individual de estudio", es decir, que estudiaran en sus cuartos, en silencio y soledad.  Siempre han preferido la compañía solidaria y gremial de la mesa del comedor.  Así que esa tarde...


    "Y los profesores se enteraron de que habían robado los exámenes porque les pillaron brindando y diciendo '¡los tenemos!'", conseguimos entender, los perturbs y yo, entre los hipidos y sollozos de la Mini (la mayor de mis cuatro hijos).  "Son idi-idi-idi...otas, los de mi curso", nos dice por enésima vez antes de derrumbarse en lagrimones.  
    Tras las pruebas de síntesis, últimos exámenes de su curso y que deciden quién irá y quién no a Selectividad, surge la tragedia:  unos tramposos fotografiaron las preguntas de todas las asignaturas, asaltando el despacho del coordinador del curso y repartiendo, discriminadamente, esa información entre casi el  80% de los alumnos.

    "¿Se sabe quién los robó y quiénes tuvieron los exámenes?", aprovecho a preguntarle entre suspiro y suspiro.  "Sí.  Algunos quieren mandar anónimos a los tutores, denunciándoles, porque necesitan media para entrar en sus carreras y los profesores no nos ayudarán aunque hayamos estudiado mucho.  Pero no somos chivatos".

    "Si hay una cosa que merezca la pena hacerse, merece la pena que se haga mal", decía Chesterton, comenta finalmente el perturbgemelo culto citando al novelista británico.
    "¡Tío, que los autores franceses (sic) no entran!", le da un codazo el otro, semiajeno al drama de su hermana mayor mientras comprueba lo que sospechosamente pordrían ser las preguntas de un examen....

    El Nieto, que también está estudiando y parece ausente bajo los auriculares de su mp3, coge su inseparable Tingo (el libro de las palabras singulares, escrito por Adam Jacot de Boinod), pasa páginas a toda velocidad, marcando con el dedo y le espeta "backpfeifengesicht!" (en alemán, cara que pide a gritos un guantazo).  El perturb se abalanza sobre la meesa y coge el Tingo antes de que el Nieto pueda evitarlo; le mira furioso mientras busca en el libro, hace unos apuntajos y replica:  "Pedazo de kingyo no funi (heces de carpa dorada, en japonés), eres demasiado varevare (joven e inútil, en maorí) para entender que a nuestra mangandang hinoharap (pechos bonitos, en tagalo) le va a dar un Kummerspeck (exceso de peso que deriva del apetito exacerbado por el desánimo)".


    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 01/06/2008)




    Enlaces de interés:

    *Arc, constante fuente de inspiración.
    *Manual del buen chuletero
    *Ansiedad ante los exámenes, ¿cómo puedes combatirla?

    martes, 27 de mayo de 2008

    La casa de las pajas voladoras...

    El torrente acelerado de las palabras de mi cuñada se desparrama por la línea telefónica mientras miro cómo uno de los perturbs sale de su cuarto después de haberse cambiado de ropa, por cuarta vez.  La puerta abierta del cuarto de baño deja ver a El Nieto, toalla a la cintura, sacando músculo y haciendo poses frente al espejo.  

    "¡Qué primavera másssss feroz!!", me digo más a mi mísma que a mi cuñada, lo que le da pie para seguir su monólogo telefónico.

    "Y Teresa, que tiene 13, está indignada conmigo porque le tengo prohibido terminantemente tener novio hasta tercero de la ESO, ¡qué menos, coño, que tiene mucho que estudiar!  Y sus amigas se han echado novio a espaldas de sus ciegos y sordos padres, y me tiene martir con el monotema.  Total, ¿para qué?, su amiga Vicky, que se echó novio el mes pasado, este fin de semana le ha dejado por el Messenger y en el mismo mail ha aprovechado para indicarle a la siguiente 'víctima' que lo ha dejado por él.  Para mi desgracia, este último 'él', el próximo que va a ser defenestrado por esta arpía, es el niño que le gusta a mi hija", cuenta mi cuñada.

    "¡Dios nos asista!", digo antes de sacar el silbato de mi bolsillo y pegar un pitido con toda el alma, lo que hace que me hijo pequeño, ignorante de ese espionaje maternovisual, pegue un bote sacando la mano de debajo de la toalla y cierre la puerta no antes de dejarme ver al otro perturb salir de la ducha con una tremenda erección.
    "¡Queréis tener un poquito de pudor!", le grito a la puerta y a mi ensordecida cuñada antes de despedirme de ella diciéndole que lo suyo no es problema, que se trata de AMORRRR y que como todo "sentimiento eterno" durará dos días hasta que su pertubhija se vaya al campamento de verano o se ponga mechas.  "¡Yo sí que tengo problemas:  tres adolescentes en primavera!"

    Hablo con Mi Santo, explicándole el conflicto sexual y las evidencias ambientemasturbatorias y promete hacerse cargo al llegar a casa.  
    Se encierran los cuatro en mi habitación:  ¡Al fin Mi Santo va a poner bajo control tanta hormona suelta!  ¿Le dará la importancia justa?  Medito recordando las espantosas enfermedades venéreas a las que estaban abocados los viciosos solitarios, según los directores espirituales del franquismo y cómo indicaban que la cura pasaba por introducir una aguja de hacer punto al rojo vivo por el orificio del miembro pecador....

    Las carcajadas y los "pajochas" y "machotes" del otro lado de la puerta...  me devuelven a mi siglo.

    ¡HOMBRESSSSSSS!


    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 25/05/2008)

    domingo, 18 de mayo de 2008

    Zona de Peligro


    Los pasados días de fiesta, Alejandra, la hija adoptiva de nuestra vecina, se unió a nuestro grupo familiovacacional, viniendo al campo –como en los pocos antiguos “buenos tiempos”- con los perturbs.

    Con su esmalte de uñas rojo brillante, su maquillaje cargado y llamativo, Alejandra parece mucho mayor de los 16 años que tiene. Pero verse demasiado mayor jamás ha sido su problema. No desde que cumplió los 11 años, cuando buscó ayuda en un programa para adolescentes de tratamiento contra las drogas, y fue rechazada por ser demasiado joven.

    Ya entonces había fumado crystal meth (metanfetamina) por lo menos un año; la habían expulsado del colegio después de 18 partes graves; había huido de cinco hogares temporales y lucía un rostro lleno de cicatrices producidas por ella misma.

    Cayó al vacío.
    Y aunque algunos asistentes sociales le ofrecieron consejería alternativa, pasó un año antes de que Alejandra dejara de consumir drogas, y lo hizo bajo sus propios términos.

    Los perturbs le preguntaron cómo empezó. “En el colegio” –dijo- “Mi primera madre me pegaba y alguien me ofreció un canuto. Luego vinieron las farming (pastillas) y pasé de la marihuana. Falsificaba recetas y compraba medicinas como Oxycontín, met que mezclaba con alcohol. Todos lo hacíamos. Me escapaba de casa, me cogían y me echaban el rollo de las terapias, me cambiaban de familia, me llevaban a otra temporal y al mismo colegio… y vuelta a empezar”.

    Andrew Finch, director de la Association of Recovery Schools (asociación americana de escuelas superiores para alumnos en rehabilitación), dice: “Pensar en un adolescente que va a un tratamiento de 30 días y luego regresa a su antiguo ambiente — donde compró sus drogas, donde sus amigos las usan y donde fue visto consumiendo- no es realista. Para ellos la escuela es una zona de peligro. Es como decir a un adulto alcohólico que vaya a trabajar a un bar”.

    ¿Qué fue lo que te hizo dejarlo? –Le preguntó el perturb.
    “Al regresar a mi casa, después de un mes desaparecida, mi sobrina me preguntó ‘¿Vas a volver a la cárcel?’. Eso me hizo sentir tremendamente mal porque ella apenas tenía 6 años de edad. Vi que mi sobrina pasaba exactamente por la situación que yo pasé. Peleaba con su mamá, su mamá siempre la castigaba físicamente. Y me puse a pensar, ‘¿cómo voy a ayudarla si no dejo de hacer lo que estoy haciendo?”, respondió Alejandra.



    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 18/05/2008)

    domingo, 11 de mayo de 2008

    Falsas apariencias

    “Amor, mi gorda… ¿quién es la más guapa del mundo?” –Oigo la voz de mi perturb, al pasar por el pasillo; y me pregunto con cuál de las dos estará hablando.
    Sólo hay dos chicas "perfectas" para mis perturbs: Nuestra cocker y Fabi, la amiga incondicional de los gemelos, piedra Rosetta con la que comparan a cualquier otra y heroína popular desde que abofeteó a Catalina (la matona de su colegio), al grito de “¡niñata!", ganándose una expulsión de tres días.
    La quieren y respetan, soportan sus largas regañinas y recomendaciones, la vigilan y protegen como algo propio y se dejarían los puños si alguien quisiese hacerle daño.
    Fabi sale y entra, estudia lo mínimo, mueve la melena al hablar, monta grescas y enfatiza, discute y ríe abiertamente. Supongo que bebe o fuma, conversa durante horas por teléfono con el primero que descuelgue pero es la mejor influencia y compañía para mis hijos. Porque tras una apariencia caótica hay una solidez de valores, una integridad y un sentido de la amistad inquebrantables.

    Mabel, otra de sus incondicionales, saca unas notas fabulosas. Tiene hora de llegada los viernes y sábados. Vive en “olor de santidad” y su madre me llama para prohibir que mis perturbs la lleven en moto o para que la cuiden si coinciden en alguna fiesta. Pertenece a la asociación colegial que colabora con obras sociales. Habla bajito y con voz aniñada y siempre está de acuerdo con la persona de más autoridad que esté presente. Nadie duda que será premio de estudios, de nuevo… pero, cada viernes cuando sale, acaba vomitando en la calle, completamente borracha. Porque tras una apariencia intachable hay inseguridad personal, descontento y esfuerzo en mantener una actitud ante sus padres que es solo una pantalla. Y el alcohol -ella cree- le da la libertad de decir y hacer lo que de otra forma, no se atreve.

    “Sí, Mabel, os metimos en un taxi y nos fuimos porque el sábado está para salir y divertirse, no para pasarlo levantándote del suelo. La próxima vez llamaremos al Samur. Si no sabes beber, no lo hagas. Tienes un problema. Y no quieras cargarnos con las consecuencias de algo que haces tú. Además, mi padre pilló las botellas que te guardaba y las ha tirado” –Le oigo colgar furioso antes de verle pasar rumbo al cubo de basura de la cocina.

    -¿Y eso? –Le pregunto mirando la bolsa tintineante que lleva en las manos.

    -Fabi, que me ha puesto la cabeza como un bombo… y dice que ”a grandes males, grandes remedios.”- Contesta mientras mira, con irreprimible pena, la bolsa de reciclado de cristal.


    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 11/05/2008)

    domingo, 4 de mayo de 2008

    madres al rescate


    Mi primer desayuno en Washington fue frente al ventanal del comedor del hotel que dejaba ver la cherry blossom (los cerezos de la ciudad en flor), con los árboles en flor de la ciudad, en todo su esplendor. La televisión sobre las bandejas de cereales y scones repetía inmisericorde las imágenes de unas adolescentes cheerleaders pegando una paliza brutal a otra chica de su misma edad.

    - ¿Qué película estarán emulando…?-Dije.

    –En todas partes cuecen beans –Comentó Isabel, mi compañera de viaje, enseñándome el periódico que recordaba el primer aniversario de la Universidad Tecnológica de Virginia, donde Seung Hui Cho había masacrado a 32 compañeros de estudios. Otros diarios referían el alarmante aumento de estudiantes con depresión o síndrome bipolar, detectados en las escuelas (10% en 2000, 15% en 2007) incidiendo en la necesidad de identificar a los estudiantes problemáticos para evitar futuras tragedias.

    -Otra “caza de brujas” –Dijo mi amiga- mejor nos iría a todos con menos MacCarthy y más Milton: “El que ha vencido por la fuerza, ha vencido solo a medias a su enemigo”. No se trata de señalar con el dedo a los agresivos, después; sino de educarles, antes. Puedes enjaular un cuerpo, pero la mente seguirá libre.

    Sus palabras me hicieron recordar mi batalla con el Nieto, nuestro preadolescente, semiadicto a los videojuegos, al que hubimos de racionar el tiempo de Playstation pues era capaz de jugar durante horas e imitar durante días el comportamiento o giros lingüísticos del personaje con el que interactuaba. No sirvieron aplicar la fuerza, los castigos (prohibir su uso) o la obligación de hacer el mismo tiempo de ejercicio al aire libre que de juego interactivo.

    Sólo conquisté su mente a fuerza de enseñarle museos increíbles aliñados con anécdotas interesantes y rosquillas de Alcalá, de musicales y obrillas de teatro con tertulia posterior frente a un batido o de búsqueda de libros “con premio” (cromos deseados, CDs de sus cantantes) en bibliotecas de barrio. Tiempo compartido, conversación comunicativa y tenacidad optimista obraron el milagro de abrir su mente al mundo real, fuera de su maquinita.
    La terapia reeducativa fue, en ocasiones, dramática. Porque toda adicción tiene su mono. Pero, finalmente llegó el día en que –como cuando era pequeño y cortamos con las tijeras su chupete- le acompañé al cubo de basura a que, voluntariamente, tirara su videoconsola...

    Los perturbs creen que no sé que ellos “la rescataron” y que están tutelando al Nieto, dándosela a escondidas los sábados por la mañana, después de que haga sus deberes y cuando no estoy.


    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 04/05/2008)

    domingo, 27 de abril de 2008

    Del buen humor defensivo


    No consuela saber que en la State University de Nueva York han logrado identificar una hormona que produce los cambios de humor en los adolescentes y que ahora estudian bloquear sus efectos y modificar la conducta de nuestros puberes... ya que cuando empiecen a aplicarlo mi Santo y yo estaremos peinando canas, recluidos en algun agradable geriatrico del extrarradio, y seran recuerdos lejanos los vaivenes emocionales del Nieto, nuestro hijo presadolescente, capaz de ser el mas adorable de los chicos para, en lo que tarda en caer un avion de papel, convertirse en una hidra irritante que cocea al son de las palabras y los portazos...

    ¿Carecen los adolescentes de la capacidad de descubrir la comicidad de las situaciones ridiculas o estresantes? ¿Por qué se les esfuma el sentido del humor?

    El Nieto no controla su caracter ni sus reacciones, desafia a los perturbs (sus hermanos gemelos de 16), se enfrenta a las órdenes que recibe tanto en el colegio como en casa, trata de saltarse las normas, incumple (adrede) sus tareas caseras, rabia y se rebela ante la minima critica a sus actos o modales y parece sentirse satisfecho sólo cuando ha creado el caos o el disgusto y se le responde con enfado o a gritos. En suma: sufre de adolescencia grave. Sé que detrás de toda esa parafernalia insoportable, sólo hay un joven haciéndose hombre que necesita que le quieran y entiendan. Pero su “¡que pesada!” está a la orden del día.

    "No contestes, no me faltes al respeto y, cada vez que te dirijas a mi ¡SONRIEME!", le recrimino con una voz calma y una sonrisa impasible ante su actitud hostil y desafiante, impidiendo que consiga lo que quiere: una reyerta abierta. Mi Santo, asistente silencioso a ese duelo de voluntades, asoma por detras del periódico y sin decir una palabra, entiendo: “Hombre, tampoco hay que ser tocapelotas!

    "Mira", le explico, "desde que Charles Darwin publico, en 1872, su tratado sobre la expresion de las emociones, numerosos experimentos han demostrado que no sólo nuestras emociones internas son exteriorizadas espontaneamente en nuestro rostro, sino que las expresiones emocionales de nuestro semblante, aunque sean en un principio fingidas o provocadas artificialmente, terminan por producir en nosotros los sentimientos genuinos que representan. Conexion de ida y vuelta Mas o menos como si le mueves el rabo a un perro... y se pone contento. Técnicamente y como dice el psiquiatra Rojas Marcos “el buen humor disminuye la intensidad de las emociones negativas y alivia el miedo y la inseguridad”-Termino, sabiendo que aunque me mira, está pensando en otras cosas.


    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 27/04/2008)

    sábado, 26 de abril de 2008

    Un mensaje electrónico de un adolescente...

    (Extraido de un "Caso Práctico" publicado por Vicente Cerdá, Policía Local de San Vicente. En la página "AGIS, Policías en las Aulas")


    Mensaje electrónico extraido de un menor:

    "Señor, esta noche te pido algo especial: que me conviertas en televisor. Quiero ocupar su lugar, para poder vivir lo que él vive en mi casa. Tener un lugar especial para mi y reunir a todos los miembros de la familia a mi alrededor.
    Ser el centro de atención al que todos quieren escuchar, sin ser interrumpido ni cuestionado.
    Que me tengan en cuenta cuando hablo y crean todo lo que digo. Sentir un cuidado esmerado e inmediato cuando algo en mí no vaya bien. Tener la compañía de mi papá cuando llega a casa aunque venga cansado del trabajo.
    Que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida en lugar de ignorarme.
    Que mis hermanos se peleen para estar conmigo y divertirlos a todos aunque a veces no les diga nada. Vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar algunos momentos a mi lado. Señor, no te pido mucho. Todo esto es lo que recibe un simple televisor, pero no yo".


    Para recapacitar....

    domingo, 20 de abril de 2008

    Un okupa en mi trastero



    "Topo" ha vuelto a casa.

    Hace unos días, y meses después de que los trasteros quedaran completamente arrasados por un escape en las tuberías generales, reuní el coraje necesario para bajar y ver cuáles habían sido los daños. Me sorprendió descubrir que la puerta no estaba cerrada con llave. Pero mi asombro no tuvo límite cuando ví que, el otrora caótico, cuarto lleno de muebles, maletas y trastos varios estaba seco, ordenado y casi “hogareño”. Un colchón, una manta estirada encima; una lamparita y perchas colgando de un clavo de la pared (amén de un paquete de galletas) revelaron que ahí estaba viviendo alguien.

    Con los perturbs castigados sin paga no sería difícil saber qué estaba pasando.
    Esperé a que llegaran del colegio, sentada con un té, veinte euros estirados al lado de la taza y cara de poker. ( –Ya, yaaaaa sé... que la impresión que tenéis en estos momentos no es…. perfecta pero…. ¿quién de nuestra generación no ha crecido viendo películas de cine negro con escenas de soborno??)

    -¿Cuál confesará primero?- Les pregunté mirándoles fijo, mientras perfilaba con una uña el rectángulo del billete, sobre la mesa. -¿Quién me dirá qué pasa en el trastero?- Insistí mientras distraída (falsamente, en todo caso) sacaba otro billete de cinco y lo ponía encima del primero….

    -¿Al 50%?- Se entendió un gemelo con el otro empezando a “cantar” ante la cabezada de asentimiento de su hermano.

    "Topo", el amigo “guay” de la pandilla de los perturbs llevaba casi dos meses viviendo en nuestro trastero. Había cambiado su magnífica casa por un colchón en el suelo, en un trastero sin ventilación.
    No asistía al colegio, no dormía en su hogar. Y nadie, en su familia, parecía haberse dado cuenta.
    -¿Qué come y dónde se ducha?- Les inquirí, atónita.
    –Tiene dinero y se lava en casa de Pablo porque sus padres tampoco controlan.
    -¿Pero, el colegio habrá avisado a sus padres?
    –A ellos les da igual, además no están nunca.- Finalizaron mis hijos, cogiendo la pasta y yéndose a hacer los deberes.

    Según el psiquiatra y etólogo, Boris Cyrulnik, “Uno de cada tres adolescentes (¡un 30%!) se derrumba. No está satisfecho en la escuela, se siente humillado y no tiene posibilidad de realizarse en otro sitio.” La solución pasaría por "estar rodeados de estructuras afectivas, de grupos que realicen la misma actividad, de amigos, y sobre todo posibilidad de trabajar”.

    Padres invisibles, absentismo escolar… -Le digo por teléfono a Quique, mi amigo educador social en Alaska, explicándole el “problema de mi trastero”.
    –Ayudaremos a Topo, en equipo. -Me tranquiliza con su voz pausada y su dominio al encarar la situación- Pondremos en marcha el sistema: educadores de familia, psicólogos, terapeutas, incluso abogados.


    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 20/04/2008)

    The Big Mother



    “No puedo más, estás imposible, me controlas todo. Me tratas como un delincuente…. Pienso irme de casa. Estoy harrrrrrrrto. No tengo intimidad: ni el ordenador está en mi cuarto ¡no puedo ver mi Tuenti sin que haya alguien detrás, comentando! ¡Sólo te falta ponerme un chip en el cogote!! ”


    -No es bonito decirle eso a tu querida mamá –respondo a mi furioso perturb apreciando la coincidencia de sus palabras con el párrafo que acabo de leer en “¿Por qué las cebras no tienen úlcera?” donde Robert M. Sapolsky, catedrático de Neurología y Biología de la Universidad de Stanford dice: "Una de las mejores cosas que puede hacer un animal estresado para reducir la ansiedad es hacer que alguien se estrese y se sienta mal" -desplazando la agresividad que sentimos hacia otros-. "Es una repuesta para soportar la presión. Mucha gente evita tener úlceras haciendo que otros las tengan".

    Si vas a escaparte –bromeo para aplacar su ira y cambiarle la idea- debes aprenderte el decálogo del fugitivo: 1.-no dejar huellas, 2.-no usar el móvil, 3.-pagar al contado, 4.-no coger aviones sino trenes o autobuses, 5.-no alquilar nada, 6.-deshacerte de resguardos o tickets, 7.-no llamar la atención, 8.-no fiarte de nadie, 9.-no meterte en líos…..


    La táctica distractoria funciona pero, mientras improviso la lista, me remuerde la conciencia…. ¿Y si tiene razón? ¿Estamos exageramos? ¿Atentamos contra su intimidad vigilando su cuentakilómetros o las últimas llamadas del movil? ….y desde luego con lo del chip… ¡lo ha clavado! (mi Santo y yo estuvimos mirando uno que se usa en las chaquetas, en un catálogo)… “Controladles sin que lo noten” -Nos aconsejó el director de su colegio cuando nuestro perturb se afanaba en convencernos que la bola de costo de su bolsillo era de otro…

    "Con las nuevas tecnologías, el problema en temas de espionaje no es el fantasma del 'Gran Hermano' (personaje de la novela de George Orwell '1984' que todo lo vigila y todo lo ve), sino 'The Big Mother' (la Gran Madre)" asegura José Cervera, periodista especializado, refiriéndose a un fenómeno detectado recientemente en los países anglosajones, sobre todo en el Reino Unido y Estados Unidos, conocido por este nombre y según el cual los dispositivos para controlar a los adolescentes se han convertido en una verdadera obsesión para madres y padres inseguros.

    Dejo de divagar y la limpia mirada del perturb me decide - No seré una Big Mother.

    Culmino el decálogo : 10.-No chulear. Por muy molón que te parezca lo de ser un fugitivo, no imites a Clint Eastwood o te hagas el duro con un matón del bar. Te partirán la cara, te robarán la pasta y todo el mundo se choteará.



    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 13/04/2008)

    lunes, 7 de abril de 2008

    El negociador

    Pues… pasó lo que cualquier profeta de tercera habría augurado… los perturbs –que no habían abierto un libro en todo el trimestre- suspendieron; y a mi Santo y a mí no nos quedaba otra que aplicar la amenaza “el ciclomotor es un regalo que, como el reinado de Juan Carlos I, tendreis que ganaros día a día”.

    Así que les dimos audiencia y se presentaron en nuestro cuarto con sus permisos de conducción y sus respectivas llaves. Mi Santo entonó el mantra monocorde de las recriminaciones mientras los perturbs, sentados y abatidos, se ensimismaban en la contemplación de su paraíso perdido: las llaves de sus motos, sobre la colcha de la cama.
    Tomé la palabra y les recordé que un trato es algo que han de cumplir las partes y que los indeseables castigos estaban para imprimir un recordatorio.

    -“Hasta las siguientes notas os quedáis sin motos”- Ultimó mi inocente Santo sin percatarse del brillo de decisión en la mirada del perturbnegociador.

    Camino de su fusilamiento en la checa de Fomento, con una sublimidad que sólo los humoristas pueden permitirse, Pedro Muñoz Seca sentenció; “Me podéis quitar el reloj, la cartera, las llaves y hasta la vida; pero hay una cosa que no me vais a poder quitar nunca, hagáis lo que hagáis: el miedo que tengo”. Eso mismo pienso cuando me enfila mi perturbnegociador que, con un dominio envidiable de su encanto personal y una sonrisa que ya quisiera para sí un Bardem me encasqueta un “mamá, tenemos que hablar”.

    Mientras su gemelo adolescente sufre la condición crónica y (lamento decir) casi incurable de enfurecerse diciendo: “mis padres no me entienden, hablamos idiomas diferentes y siempre terminamos peleando”; el perturbnegociador, sin perder el pulso, el humor ni el control nos gana siempre la mano. Por más que sepamos su táctica negociadora: fija metas específicas y pone alternativas creativas para obtenerlo, planteándolo sin agresividad; conoce lo que nosotros deseamos oír para disminuir nuestro pánico-paranoico (es decir: que fracasen, les violen, sean víctimas de violencia, de las drogas, del hombre del saco…); evita situaciones de demostración de poder/fuerza y terrenos sin mínimas condiciones de igualdad… argumenta de tal forma que acabamos negociando y cediendo.

    -“Todos ganamos, ¿no lo veis?”- Dice dándole un codazo a su gemelo, tras conseguir que el castigo dure solo una semana.

    -“Chata, este chico es… un peligro”- Protesta mi Santo mientras salen del cuarto.

    -“Resulta monstruosa la forma que la gente va por ahí hoy en día criticándote a tus espaldas por cosas que son absoluta y completamente ciertas”- se le oye por el pasillo.
    –Sí, pero… cita a Wilde. Va bien en literatura. –le contesto.


    (Publicado en el MAGAZINE de EL MUNDO. 06/04/2008)

    domingo, 30 de marzo de 2008

    Aparcando al perturb


    -¿Y qué, eh? –Zanjo enfadada la cuestión antes de colgar a mi prima, porque ya es la cuarta llamada de la mañana a vueltas con lo mismo- ¿Funcionó o no?

    Siempre creí que las peores disputas eran las teológicas: si Adán y Eva habían tenído ombligo o no; si el lagarto es carne o pescado (cuestión de singular importancia para los ayunos) o la más tremendísima: la discusión sobre la posible ascensión o no del Santo Prepucio a los cielos. Pero no, la madre de todas las disputas ha revolucionado, durante dos días, la empresa donde trabaja mi hermana; de ahí saltó a nuestro entorno familiar y traspasó las barreras del propio colegio de su único hijo. De seguir así va a acabar convirtiéndose en cuestión de “la Alianza de Civilizaciones”….

    ¿Qué había sucedido?- Pues que la relación entre dos seres imperfectos no puede ser más que imperfecta (y desastrosa si nos esforzamos en entorpecerla). Y que mi sobrino Jaime, de trece años, no ha sido la excepción a esa regla y fue expulsado del colegio dos días, por burlarse de su tutor.
    Mi hermana forma parte de los que han incrementado en un 47% el número de divorcios, según estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas de España y sabe que la separación de los padres representa un verdadero cataclismo en la vida de los hijos. Toda su forma de vida se ve afectada. Ellos suelen haber sufrido las discusiones entre sus padres, la tensión, falta de armonía y respeto entre estos. Situación que repercute negativamente en su desarrollo emocional.
    Como es madre trabajadora y previendo que en casa (televisión, Internet, Wii, etc…) lo pasaría genial, decidió castigarlo “aparcándolo”, dentro del coche, copiando temas de Lengua, vigilado desde las ventanas de su oficina y visitado cada dos horas (tiempo de cambiar el ticket de la hora).

    Gestos de burla del perturb a través de la ventanilla y clara desaprobación general –“¡qué bruja, perdónale!”- no pudieron con la determinación de mi hermana. Pero el paso de las horas obró su efecto: Jaime, aburrido de toquetear los controles del coche empezó a hacer lo que se le había mandado: copiar temas, y los compañeros de mi hermana a mirarla bajo otra luz. El segundo día la actitud pendenciera de su perturb había desaparecido y de los “¡pobrecito!” iniciales se pasó al “qué buena idea, yo haré lo mismo si se da” del resto de empleados.

    Los adolescentes necesitan estabilidad y apoyo; y padres sin complejos que los quieran y a los que no les tiemble el pulso al marcar normas definidas y límites.



    (Publicado en El MAGAZINE de El Mundo, 30/03/2008)

    martes, 25 de marzo de 2008

    A... los mandos?? (glups!)


    Siete y cuarto de la mañana, hora del desayuno, Orden del Día:

    1.-La Mini: Sale hasta demasiado tarde los fines de semana y duerme durante el día; sigue indecisa respecto a la carrera que elegir; la pelea con Inés, que fue su mejor amiga, continúa y eso le afecta en clase, donde algunos compañeros han tomado partido inducidos por la actitud victimista de la otra; ha adelgazado mucho últimamente.
    2.-Perturbs: Semana de exámenes y no se les ve estudiar; uno sigue fumando y el otro volvió “perjudicado” y en moto de la fiesta del sábado porque, según él “no había comido nada” y una “sola” copa le sentó mal; los dos han pedido un adelanto a la paga del mes que viene; he encontrado un alijo de revistas pornograficas bajo el hueco de su lavabo y un sms sospechoso sobre una pelea en el colegio.
    3.-El Nieto: Ha traído un parte del tutor y está castigado en la biblioteca a hacer dos trabajos de Lengua porque su profesor le pilló haciendo de “extra” en el video que su amigo Manu había grabado con el móvil, mientras un tercero le levantaba las faldas a otra alumna de la clase; además ha bajado el nivel de notas; contesta mal; tiene todo su cuarto desordenado y creo que la camiseta que se le ve por debajo de la camisa es la misma que usa para dormir… lo que me hace pensar que posiblemente no se haya bañado en días.

    ¡El Apocalipsis! ¡A los refugios! ¡Invasiones! ¡666! ¡Destrucción total!

    Ser madre, después de todo, no es muy distinto a gestionar, desde un puesto de alta dirección, una empresa que esté siendo atacada por una OPA hostil (en forma de hormonas, ácratas y bullentes, que no respetan turnos ni horarios).
    Cuando en un hogar hay más de un adolescente se aglomeran los asuntos. No hay un manual sobre la vida, ni un patrón perfecto que seguir. Por más información y comunicación que tengamos, los sucesos nos obligan, constantemente, a decidir cosas sobre nuestros hijos.

    -¡Estoy estresada!-

    He resumido el “Manual de solución a los problemas del directivo” de John Walsh en una lista que he pegado en la nevera; pone: “DERECHOS DE MAMÁ (persona con necesidades emocionales y físicas independientes a su condición)”

    -Ser tratada con respeto, como un ser humano capaz.
    -Exponer sus necesidades y prioridades.
    -Expresar sus sentimientos, opiniones y valoraciones.
    -Decir sí o no por propia convicción.
    -Cometer errores.
    -Pedir lo que desea.
    -Declinar responsabilidades por los problemas de otros.
    -Tratar a los demás sin depender de su aprobación.

    ………lo que no sé es a quién pedirle la baja….



    (Publicado en el Magazine de El Mundo: 23/03/2008)