viernes, 26 de octubre de 2007

La empresa más seria

En el último almuerzo navideño del Consejo de Administración de la Sociedad FamiliaM, S.A., con la ausencia (flagrante) del Presidente en funciones y la comparecencia de la Consejera Delegada y los Pertubsaccionistas… se dio debida cuenta de varios kilos de costillas (ribs) untadas en pegajosas a la par que deliciosas salsas, varias cestas de cebolla frita, de queso empanado, abundantes fuentes de patatas, mucha coca-cola light y algunos litros de helados con syrups variados…
Se llegaron entre bocado y bocado –y no sin desapasionamiento-, a varios acuerdos:

El Primero: Repetir el almuerzo y adjudicarse la misma mesa en el mismo restaurante en años venideros y,

El Segundo: Incidir en acciones sociales individuales, presentando mensualmente un balance de actividad y un resumen de éxitos y fracasos.

Esta fue la Memoria con los puntos del acuerdo que cada uno encontró, en un sobre, encima de su almohada…

Se vistieron a mi gusto (es decir, con menos de tres prendas superpuestas, ¡ay!), se peinaron (hacia atrás, con agua y raya) y participaron con entusiasmo y una solemnidad desacostumbrada en lo que yo creía un juego y ellos algo tan natural como la aplicación de la democracia mediante un órgano legislativo familiar.

-Hijos, ¡perdón!, accionistas: Nuestra familia es una empresa. Debemos, como tal, impulsarla y trabajar en equipo para alcanzar el éxito. Se admiten propuestas.
Y tras esa introducción empezaron a llegar, cataratas de ideas, a cual más peregrina. Se negoció largamente -y a cara de perro- la paga que Misanto y yo les daríamos este año y concluyeron que preferían cobrar mensualmente y administrarla ellos. Discutieron muchísimo sobre qué derechos de salida tenía cada uno, según su jerarquía de edad. Decidieron qué castigos se aplicarían en caso de infracción de las reglas. Y se repartieron, con vehemencia y golpes en la mesa, las tareas de la casa. Lo más sorprendente de todo fue comprobar lo que cualquier terapeuta, profesor o educador sabe: Entre ellos se escuchan con atención, se replican, se persuaden o discrepan y, por encima de todo, se respetan con un honor que ya querríamos para nosotros los adultos.
Y lo curioso es que después de casi un año no lo han olvidado
Cuando un niño juega lo hace con todos los sentidos, profesionalmente. Por eso nadie debería subestimar a un adolescente cuando juega a vivir.


Estoy deseando que sea ya 31 de Diciembre.... ¡¡este año les va a arder el pelo por los resultados incumplidos!! -Con suerte y como los balances me sean propicios hago una OPA y les rectifico la hora de llegada nocturna.

(Publicado en el Magazine del El MUNDO)

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